El español permite una cierta libertad en la colocación de los complementos que no siempre tienen otras lenguas. Esto, que en principio puede parecer una ventaja, tiene sus peligros, si el que escribe no se da cuenta de que un mismo complemento puede adjudicarse a dos palabras distintas, con el consiguiente cambio de significado, a veces descaradamente humorístico:
- Oferta de zapatos de piel de niño.
- Recibe un disparo en la pierna de su sobrino.
- El día 8 habrá un responso cantado por los difuntos de nuestra parroquia.
Repase sus escritos y no olvide que, si existe la posibilidad, el complemento suele adjudicarse a la palabra más próxima.